Localizado entre la Tercera y la Cuarta Avenidas, desde Union Street hasta Commerce Street
Las imprentas de Nashville, Tennessee, se concentraron en lo que ahora se conoce como “Printers Alley”. Un estrecho tramo de dos cuadras desde Union Street hasta Church Street, el callejón era el barrio rojo de la ciudad, diseñado para satisfacer los deseos más ocultos del hombre. "The Men's Quarter", como se llamaba, era el lugar al que ibas a almorzar, a cortarte el pelo y a solicitar la compañía de una prostituta. Hoy, es donde vamos a saborear los restos de esta ciudad viciosa y echar un vistazo a los fantasmas que han estado rondando las calles desde entonces.
Antes de sumergirnos en las historias de fantasmas de Printers Alley, primero debemos pintar una imagen de cómo se veía el área durante el siglo XIX. Printers Alley obtuvo su nombre gracias a las muchas editoriales, periódicos y talleres de impresión que operaban en el estrecho callejón. Pero Printers Alley no era solo para el trabajo.
Aunque durante el día, la zona estaba repleta de vendedores de periódicos y mujeres victorianas, de noche, el callejón se transformaba en lo que se conocía como el "Barrio de los hombres". Entre las prósperas editoriales que se encontraban en el callejón, había burdeles igualmente prósperos.
Printers Alley de noche era el lugar donde los asesinos, fetichistas y prostitutas se sentían como en casa. Donde los vicios corrían sin control y donde los lugareños podían soltarse. Aquí, los artistas hambrientos tocaban sus guitarras, las bailarinas de burlesque se exhibían y los asesinos cometieron algunas de sus atrocidades más espantosas.
En cuanto a la actividad paranormal en la zona, hay dos espíritus famosos por vagar por las calles, ambos productos de tragedias que tuvieron lugar en uno de los edificios más conocidos de Printers Alley.
En un mar de barras mugrientas, un edificio resaltaba por su ambiente exclusivo, el Southern Turf. Este edificio de cuatro pisos siempre estaba lleno ya que hasta servían alcohol para llevar. El lugar lo tenía todo, estatuas de bronce, pinturas, muebles de madera maciza y ventiladores eléctricos.
Durante sus muchos años de negocio en auge, el edificio Southern Turf fue administrado por Ice Johnson, que vivía en el tercer piso. Sin embargo, todo se derrumbó en 1914, cuando, debido a la Ley Seca, el Southern Turf cerró. Cuando lo hizo, Johnson proclamó que preferiría morir antes que dejar su casa. Entonces se pegó un tiro.
Poco después, la gente comenzó a decir que podían ver su espíritu en la ventana del tercer piso. El "fantasma de Ice Johnson" se convirtió en una tradición popular, e incluso después de que el edificio fuera restaurado y transformado en la “Tennessee Publishing Company”, los nuevos inquilinos confirmaron que el espíritu de Ice nunca se fue. Este fantasma comenzó a aterrorizar a los empleados, quienes presenciaron cómo las cosas se movían inexplicablemente de sus escritorios. Incluso, se dice que el espíritu de Johnson se le reveló a varios empleados, casi causandoles un paro cardíaco.
Mucha de la gente que pasea por Printers Alley jura haber visto una figura oscura corriendo de una ventana a otra en el tercer piso. Dicen que esta figura se movía a una velocidad anormal, demasiado rápida para ser humana.
En 1948 David "Skull" Schulman compró el sótano del edificio Southern Turf y lo convirtió en su famosa barra llamada Rainbow Room.
Cuando abrió el negocio por primera vez, Skull dijo que el fantasma de Johnson había estado causando problemas. Cada noche, mientras se preparaba para cerrar el club, el espíritu trataba de asustarlo moviendo sillas y mesas ruidosamente. Pero la manifestación fantasmal no fue suficiente para asustar a Skull, ya que continuó operando su establecimiento durante 50 años.
Los lugareños han descrito a Skull como un excéntrico alegre. Vestía chaquetas deslumbrantes y coloridos trajes de retazos. Teñió a sus amados caniches de rojo y los paseó con correas brillantes. Uno de sus queridos caniches fue un regalo del famoso músico Elvis Presley.
El Rainbow Room se convirtió en el lugar ideal para pasar el rato, y Skull fue nombrado alcalde de Printers Alley. Su negocio fue frecuentado por músicos famosos, como Elvis Presley, Johnny Cash y Bob Dylan. Incluso Paul McCartney visitó y escribió canciones allí cuando se mudó a Nashville en 1974. El lugar estaba lleno de bailarines e intérpretes exóticos, principalmente debido a la mentalidad abierta de Skull. Todos lo admiraban, una de las razones por las que su establecimiento se hizo tan popular.
Desafortunadamente, se sabía que llevaba consigo grandes cantidades de efectivo, un hábito que le causó la muerte. En 1998, después de 50 años de dirigir el Rainbow Room, Skull fue sujeto de un robo. Dos vagabundos armados irrumpieron en el club y sujetaron al propietario a punta de cuchillo. Tras negarse a entregarle el dinero a los delincuentes, uno de ellos le cortó la garganta tres veces y le rompió una botella en la cabeza.
Skull, que tenía 80 años en ese momento, fue encontrado por un vendedor de cigarrillos con las manos alrededor del cuello, jadeando por aire. Lo llevaron de urgencia al hospital, pero murió a la mañana siguiente. Nashville, en su conjunto, fue sacudido por la triste noticia. Cantantes “country” como Tanya Tucker corrieron a su lado antes de que él falleciera, y su buen amigo Willie Nelson fue al programa “America's Most Wanted” para ayudar a atrapar a los asesinos.
Sin embargo, tenemos razones para creer que Skull está tan alegre como siempre y aún reside en su querido Rainbow Room. Como probablemente adivinaste, el espíritu de Skull ahora está rondando Printers Alley. La gente lo ha visto paseando felizmente a su perro, justo antes de desaparecer. Algunos incluso dicen que lo han visto a él y al caniche atravesar la puerta principal cerrada del Rainbow Room.
Después de su muerte, el próspero negocio fue abandonado rápidamente. El espacio permaneció vacío durante 16 años hasta 2016 cuando fue renovado y reabierto. Durante las renovaciones, los trabajadores dijeron que a pesar de que hacía 90 grados en el exterior, y no había aire acondicionado en el local, la temperatura se tornaba increíblemente fría, como si el espíritu de Skull estuviera supervisando la restauración.
Pero en un área tan históricamente rica como Printers Alley, los fantasmas no son el único aspecto fascinante por descubrir. Su pasado es igual de cautivador.
El barrio rojo de Nashville operó hasta el siglo XX, prosperando gracias a su clientela masculina, el apoyo de la policía local y de las destilerías de whisky.
El callejón estaba repleto de actividades ilegales y la policía lo sabía. Ocasionalmente, las autoridades locales intervenían, pero las repercusiones eran simplemente multas. Incluso, muchos policías admitieron que ellos también participaban en las actividades pecaminosas.
El Clímax Saloon, otro burdel de Printers Alley, era propiedad de Dickel Company, una destilería local. La casa de tres pisos tenía un bar y una sala de juegos. Las “mujeres de la noche” trabajaban en el tercer piso, que estaba equipado con una pared falsa para que se escondieran si había una redada. La construcción de tabernas formaba parte de la estrategia de la empresa para promover y vender su whisky.
Sin embargo, los negocios orientados al vicio comenzaron a disiparse lentamente cuando las congregaciones de la iglesia comenzaron a solicitar el cierre del distrito y los políticos moralmente estrictos tomaron medidas para poner fin a la corrupción. El inicio de la Ley Seca también afectó a los establecimientos de Printers Alley. Pero la bebida no se detuvo. En cambio, se volvió clandestina. Dando paso a una nueva ola de bares: los famosos “speakeasy”.
Hasta el día de hoy, el colorido Printers Alley permanece fiel a sus raíces, con muchos bares y clubes para disfrutar. Visite esta parte histórica del centro de la ciudad para ver una de las atracciones embrujadas más populares de Nashville.
Printers Alley es un espacio público en el centro histórico de la ciudad. El horario comercial de los bares y restaurantes varía.
Printers Alley Nashville, TN 37201